En el mundo del cultivo indoor se repite mucho la frase: «Cuanta más luz, mejor». Y en parte es cierto – la luz es el combustible de la fotosíntesis, y cuanto más aporte recibe la planta, más fuerte crece. Pero ¿existe realmente un punto en el que haya simplemente demasiada luz? Hoy vamos a desmenuzar el tema del estrés lumínico y a ver dónde termina el beneficio y dónde empieza el problema.
Fotosíntesis y los límites de la planta
Cada planta de cannabis tiene su propio límite de absorción de luz – conocido como punto de saturación fotosintética (PPFD saturation point). Hasta cierto nivel, cuanto más luz recibe (medida en micromoles de fotones por metro cuadrado por segundo – µmol/m²/s), más rápido se produce la fotosíntesis y más energía genera la planta. Pero una vez que se supera ese umbral – normalmente alrededor de 1000–1200 µmol/m²/s para la mayoría de variedades – la eficiencia comienza a disminuir.
Es un poco como con la comida: una hamburguesa aporta energía, la segunda todavía entra, pero a la quinta el estómago dice basta. La planta reacciona igual: en lugar de crecer más rápido, empieza a mostrar signos de estrés.
Síntomas de demasiada luz
¿Qué pasa cuando tu planta recibe una ducha de fotones demasiado intensa?
- Hojas en forma de “garra” o “taco” – los bordes de las hojas se curvan hacia arriba, como formando un taco. Es un mecanismo de defensa para reducir la superficie expuesta a la luz.
- Clorosis (blanqueamiento de las hojas) – las puntas se vuelven verde claro, casi amarillentas, porque la clorofila se degrada bajo el exceso de luz.
- Quemaduras por luz – manchas marrones características en las hojas sin contacto directo con la lámpara (no confundir con estrés por calor).
- Crecimiento ralentizado – paradójicamente, en lugar de acelerarse, el metabolismo se frena porque la energía se destina a la defensa en lugar del desarrollo.
PPFD y DLI – ¿cuánta luz se necesita realmente?
En los cultivos indoor se usan a menudo medidores de PPFD (Photosynthetic Photon Flux Density). Indican cuántos fotones llegan realmente al dosel de la planta. Pero en la práctica, lo más importante es el DLI (Daily Light Integral) – la cantidad total de luz recibida a lo largo del día.
- En fase vegetativa, el cannabis se desarrolla bien con un DLI de 20–30 mol/m²/día, lo que equivale a 400–600 µmol/m²/s con 18 horas de luz.
- En fase de floración, se puede subir a 35–45 mol/m²/día, es decir 700–1000 µmol/m²/s con 12 horas de luz.
Por encima de esos valores, el riesgo son los rendimientos decrecientes: más consumo eléctrico, pero no necesariamente más THC en los cogollos.
LED vs HPS – dos caras de la luz
- HPS (sodio a alta presión) producen mucha luz, pero también mucho calor. En este caso, la temperatura suele convertirse en un problema antes que el exceso de fotones.
- LEDs son más eficientes, pero pueden “freír” las plantas porque emiten un flujo de luz intenso desde poca distancia. Es especialmente fácil pasarse si la lámpara está colgada demasiado baja.
Cómo evitar el estrés lumínico
- Medidor PAR – la mejor inversión para un cultivador. Por unos 150–200 € puedes conseguir un sensor cuántico sencillo y medir la luz real que llega al dosel.
- Distancia adecuada de la lámpara – los fabricantes indican recomendaciones (p. ej. 30–40 cm para la mayoría de paneles LED). Conviene seguirlas y observar la reacción de las plantas.
- Entrenamiento de plantas – LST, topping, SCROG – ayudan a distribuir la luz de manera uniforme, sin quemar las puntas.
- Incrementar la intensidad poco a poco – en lugar de arrancar con el 100 % de potencia, empezar con un 60–70 % e ir subiendo semana a semana.
El coste de «demasiada luz»
No solo es un estrés para la planta, también para tu bolsillo. Una lámpara funcionando a plena potencia significa más factura de electricidad. Ejemplo:
- Un panel LED de 300 W funcionando 18 h/día en vegetativo consume aprox. 48,6 kWh/mes. Con un precio medio de 0,25 €/kWh, son unos 12 € al mes.
- Si lo subes a 450 W “por si acaso”, pero la planta no aprovecha esa luz extra, pagarás 6–7 € más al mes... para nada.
FAQ – preguntas frecuentes
¿Más luz significa siempre más THC?
No. El THC depende no solo de la luz, sino también de la genética, la temperatura, la nutrición y el estrés. Demasiada luz puede incluso empeorar la calidad de los cogollos.
¿Cómo diferenciar estrés por calor de estrés lumínico?
Si los daños aparecen solo en las hojas superiores, más cercanas a la lámpara, suele ser por exceso de luz. Si toda la planta parece “cansada”, lo más probable es la temperatura.
¿Vale la pena añadir CO₂ con mucha intensidad lumínica?
Sí – con aporte de CO₂ (1200–1500 ppm) las plantas pueden aprovechar niveles de PPFD más altos sin estrés. Pero es algo más bien para cultivadores avanzados.
Sí, definitivamente es posible tener demasiada luz en un cultivo indoor. El límite no siempre es evidente, ya que depende de la genética, del entorno y del tipo de lámpara, pero la regla general es: más no siempre es mejor. La clave está en el equilibrio – dar a la planta tanta energía como realmente puede procesar, sin malgastar dinero en fotones que no se usan.