Quien haya participado en el debate sobre el lavado de cogollos conoce los dos bandos. Algunos juran que el bud washing salva la cosecha y mejora la calidad, mientras que otros dicen: «¿Por qué mojar lo que luego voy a fumar?». Como casi siempre, la verdad está en un punto intermedio — porque todo depende de dónde y cómo cultives.
Este texto no es teoría abstracta. Es la mirada de un cultivador que sabe que el outdoor trae insectos, polen y polvo, y que el indoor tampoco es siempre un laboratorio estéril. Así que la pregunta es: ¿debo lavar mis cogollos o dejarlos tranquilos?
¿Por qué lavar los cogollos?
Las flores de cannabis son pegajosas como imanes — atraen polvo, restos de insectos, polen y todo lo que flota en el aire. Si cultivas en exterior, sabes que a veces los cogollos parecen un filtro de aspiradora después de la temporada.
El bud washing consiste en sumergir las flores recién cortadas en agua (a veces con bicarbonato, jugo de limón o peróxido de hidrógeno) para eliminar esa suciedad.
Los cultivadores suelen lavar sus cogollos cuando:
- fueron cultivados outdoor, en un entorno polvoriento o contaminado,
- hay señales de plagas (por ejemplo, restos de trips),
- han recibido mucho polen de plantas cercanas,
- quieren mejorar la limpieza visual del producto.
Cuándo el lavado tiene sentido
- Outdoor en la ciudad: gases, polvo, smog — todo se pega a la resina. Aquí el bud washing puede salvar la calidad.
- Temporada de polen: si los árboles o gramíneas cercanas sueltan polen y aparece una capa amarilla en los cogollos.
- Plagas: restos de insectos y excrementos no son algo que quieras en tu porro.
- Moho superficial: algunas contaminaciones ligeras pueden enjuagarse antes de que se extiendan.
Riesgos e inconvenientes
Claro, el lavado también tiene sus contras:
- Humedad = moho. Si tu sala de secado no está perfectamente ventilada, el agua extra en los cogollos puede ser fatal.
- Pérdida de terpenos. Los compuestos aromáticos son volátiles; parte de ellos se pierde en el lavado.
- Tiempo y logística. Necesitas cubos, soluciones y un buen secado después. No siempre es práctico con cosechas grandes.
Cómo se hace el bud washing paso a paso
El método más común utiliza tres cubos:
- Primero — agua tibia + un poco de jugo de limón y bicarbonato (contra la suciedad y residuos).
- Segundo — agua tibia limpia para enjuagar.
- Tercero — agua fría para un aclarado final.
Los cogollos se sumergen con cuidado, se agitan suavemente, se sacan y se cuelgan a secar con buena circulación de aire.
Alternativas al lavado
No siempre es necesario mojar los cogollos enteros. Si el material está sucio de polvo, polen o tiene leves rastros de plagas, aún puedes aprovecharlo — transformándolo en hachís o concentrados, en lugar de fumarlo tal cual.
1. Bubble hash (ice-o-lator)
Este método extrae la resina en agua helada. Los cogollos o restos se remueven en un cubo con agua con hielo. Los tricomas (glándulas de resina) se desprenden y flotan en el agua. Luego, se filtra a través de bolsas especiales (bubble bags) con diferentes mallas. Resultado: hachís limpio, mientras polvo e insectos quedan en el agua o los filtros.
2. Dry sift (tamizado en seco)
Aquí no se usa agua. Los cogollos secos se frotan o sacuden sobre tamices finos (150–200 micras). Los tricomas se separan mecánicamente y caen como un polvo dorado (kief), mientras la suciedad y la materia vegetal quedan encima. Un método sencillo para aprovechar material de menor calidad o muy polinizado.
3. Extracciones con disolventes (BHO, etanol)
Métodos más avanzados que usan disolventes (por ejemplo, butano o etanol) para disolver la resina de los cogollos. Después se evapora el disolvente y queda un concentrado. Así se eliminan la mayoría de impurezas sólidas. En casa, la versión más segura y sencilla es el QWET (Quick Wash Ethanol) — un enjuague corto con alcohol alimentario.
¿Por qué son alternativas al lavado?
Porque cada uno de estos métodos separa la resina del resto de la planta. Incluso si los cogollos están sucios o poco atractivos, al final obtienes resina limpia con THC y terpenos, mientras que la suciedad se descarta. Así evitas el riesgo de moho por remojar los cogollos enteros, pero conservas la potencia de tu cosecha.
El bud washing es una herramienta, no una religión. En el outdoor, especialmente en entornos polvorientos, puede hacer maravillas. En el indoor, con un growroom limpio y buena filtración, normalmente no merece la pena arriesgarse.
La clave es preguntarse: ¿lo que se ha pegado a tus cogollos te molesta más que el riesgo de perder terpenos y tener problemas de moho?
A veces la respuesta es: lavar. Otras veces: dejar y hacer hachís. Un cultivador que conoce sus condiciones y prioridades siempre tomará la decisión correcta.