El coco y la tierra son dos mundos distintos. En coco, la marihuana crece en modo turbo: recibe nutrientes en cada riego y el medio no debe secarse del todo. En tierra, el cannabis prefiere respiraciones más largas: un riego completo, luego descanso y solo entonces otra porción. Si entiendes cuándo regar y cuánto, dejarás de adivinar y las plantas te lo agradecerán con tallos firmes y hojas densas.
Ritmo: «a menudo y en poca cantidad» vs. «más espaciado, pero a fondo»
En coco, lo mejor es regar a diario, y en arbustos grandes incluso 2× al día: porciones pequeñas para que aparezca un poco de agua en el plato. El cepellón debe permanecer constantemente húmedo, nunca seco como el polvo. En tierra es al revés: se riega cada 2–3 días, pero a fondo, despacio, en pasadas, hasta que todo el tiesto haya bebido y aparezca un ligero escurrido. Después se deja descansar la tierra para que las raíces reciban oxígeno.
pH sin líos
Medios distintos, ventanas de asimilación distintas. El coco prefiere pH 5,8–6,2. La tierra, 6,3–6,8. Ajusta el pH después de añadir los nutrientes, porque modifican el valor. Un pH demasiado bajo o alto es la causa más frecuente de “carencias raras” pese al abonado.
El «peso de la maceta» — un termómetro que no miente
El método más simple del “cuándo” es levantar la maceta y sentir su peso. Más precisión: tras regar, pésala (eso es “mojado”) y justo antes del siguiente riego vuelve a pesar (casi “seco”). En tierra solemos regar cuando la maceta ha perdido aprox. un tercio de la diferencia mojado–seco. En coco no esperamos tanto: se riega cuando el peso ha bajado de forma moderada y la superficie empieza a aclararse.
¿Cuánta agua? Ejemplo para 5/10/20 litros
En ambos mundos, vierte despacio y rodeando el perímetro. En tierra, un tiesto de 5 L suele admitir 0,7–1,0 L; 10 L → 1,2–1,8 L; 20 L → 2,0–3,0 L. En coco los volúmenes son similares, pero las tomas más frecuentes. Si el agua se encharca en la superficie, afloja la capa superior y haz una pausa: la tierra también debe respirar.
Las hojas dicen la verdad
En ambos sustratos, hojas caídas pueden significar sed o exceso de riego. La diferencia se nota en la maceta: con sequedad está ligera; con exceso, pesada y fresca. En coco, el marchitamiento es alarma: evítalo, porque las raíces quieren humedad estable. En tierra, una ligera “hambre” de agua antes del riego es saludable.
Cambiar hábitos sin drama
¿Pasas de tierra a coco? Prepárate para porciones más pequeñas pero más frecuentes y alimentar en cada riego. ¿De coco a tierra? Desacostumbra la mano del día a día: deja que la tierra llegue a “casi seca” antes de volver a regar. En ambos casos, mantén el pH en su rango y escucha el peso de la maceta: te guiará la primera semana sin pasos en falso.